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La FJD ofrece con su programa «RHeNutrir» valoración integral y monitorización multidisciplinar a los pacientes con cáncer hematológico

Se trata de la primera unidad de atención nutricional y funcional del paciente oncohematológico

De izda. a dcha, los dres. Córdoba (Hematología), Teixeira (Rehabilitación), Dassen (Endocrinología), Hormigo (Geriatría) y Cornago (Hematología), responsables de RHeNutrir en sus servicios. (Fotografía: Quirónsalud)
  • Más de cien pacientes se han beneficiado en el último año de un diagnóstico precoz y un abordaje eficaz de la desnutrición y la pérdida de masa muscular

Los pacientes diagnosticados de una neoplasia hematológica (leucemia aguda, linfoma o mieloma múltiple) y aquellos que se someten a un trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) son especialmente vulnerables. La propia inflamación inherente al tumor, la pérdida de apetito que compromete la ingesta oral habitual y las alteraciones del metabolismo se traducen en desnutrición relacionada con la enfermedad, cuya prevalencia en España es de hasta un 37 por ciento.

Por otra parte, el tratamiento quimioterápico administrado genera, en muchas ocasiones, toxicidad a nivel del tubo digestivo produciendo náuseas, vómitos, mucositis y diarrea. Estos efectos adversos suponen una malabsorción de los nutrientes y la dificultad para comer y beber. Además, el dolor óseo, la debilidad y la fatiga dan lugar a una disminución importante de la actividad física, con la consiguiente atrofia y pérdida de masa muscular.

Para abordar de forma temprana estas complicaciones, que son causa de mortalidad, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz constituyó «RHeNutrir», un programa de valoración integral del paciente con cáncer hematológico que responde a la «identificación de la necesidad de mejorar cualitativamente la atención de nuestros pacientes y abordar su manejo de una forma holística a través de un equipo de profesionales formados específicamente y con gran motivación» explica el Doctor Javier Cornago, coordinador del proyecto en el Servicio de Hematología del hospital madrileño.

«Resulta imprescindible establecer un programa de cribado y un diagnóstico nutricional adecuado que permita cubrir los requerimientos energéticos de forma protocolizada e individualizada en todos los pacientes oncohematológicos», afirma por su parte la Doctora Carolina Dassen, responsable del programa RHeNutrir en el servicio de Endocrinología del centro hospitalario, con la colaboración del equipo de nutricionistas y enfermeras.

Cribado y valoración específica

En la Fundación Jiménez Díaz, pionera en la instauración de este programa, se realiza dicho cribado mediante la escala Malnutrition Universal Screening Tool (MUST), por la que los pacientes hospitalizados de bajo riesgo se reevalúan periódicamente y aquellos con riesgo elevado son remitidos al Servicio de Endocrinología para valoración nutricional completa. Los pacientes sometidos a trasplante hemopoyético, como grupo que merece especial atención, son sistemáticamente monitorizados, independientemente de las escalas de cribado.

En el marco de esta iniciativa, se lleva a cabo una valoración nutricional específica mediante la historia clínica dietética (para conocer los hábitos alimenticios del paciente), un registro diario de ingesta y una exploración física exhaustiva que se completa con una determinación de medidas antropométricas, incluyendo, además del peso y talla del paciente, su porcentaje de pérdida de peso en los últimos tres y seis meses, la determinación de sus pliegues cutáneos y el diámetro de circunferencias como la cintura, la cadera, el brazo y la pantorrilla.

De la misma forma, ‘RHeNutrir’ incorpora una valoración funcional articular de los pacientes mediante distintas escalas y balances musculares: Short Physical Performance battery (SPPB), el test de sentarse y levantarse de una silla durante 30 segundos, y se completa con la escala por excelencia de valoración sarcopénica, llamada SARC-F, que tiene en cuenta la capacidad de los pacientes para levantar un peso de 4,5 kg, cruzar una habitación caminando, subir escaleras, pasar de la silla a la cama y el número de caídas en los últimos 12 meses.

Prehabilitación para anticiparse a un tratamiento para el cáncer

La prehabilitación es un concepto emergente que se puede definir como el proceso de capacitar a los pacientes para resistir el estrés que supondrá un tratamiento oncológico, aumentando su capacidad funcional. También es importante que haya un seguimiento, actuación y monitorización de la fragilidad para valorar su reversibilidad en el tiempo.

El papel del farmacéutico hospitalario es también fundamental en el abordaje multidisciplinar de estos pacientes ya que, cuando requieren soporte en forma de nutrición enteral o parenteral, es el responsable de validar estos tratamientos. «En el caso de la nutrición enteral por sonda nasogástrica, ponemos especial foco en los medicamentos que recibe el paciente por esta misma vía, evaluando su biodisponibilidad, compatibilidad y seguridad, haciendo recomendaciones sobre la administración o proponiendo alternativas», afirma Maribel Panadero, adjunta del Servicio de Farmacia de la Fundación Jiménez Díaz.

Maribel Panadero, responsable de RHeNutrir en el Servicio de Farmacia Hospitalaria. (Fotografía: Quirónsalud)

Cuando precisa nutrición parenteral, el farmacéutico valida su prescripción, teniendo en cuenta las características del paciente, adecuando la composición y el volumen a las presentaciones disponibles y valorando la estabilidad de sus componentes, en estrecho contacto con el Servicio de Endocrinología para realizar los ajustes necesarios. También es responsable de establecer el procedimiento de trabajo y de la supervisión de la elaboración de estos preparados, para garantizar su estabilidad, esterilidad, acondicionamiento, identificación y conservación.

Por tanto, el trabajo coordinado de los servicios de Hematología, Endocrinología, Rehabilitación, Geriatría, Farmacia Hospitalaria y de la Enfermería ha permitido crear un circuito que aporta valor a la práctica clínica de los pacientes con cáncer hematológico. «Estamos comprobando un beneficio sustancial en cuanto a cómo los pacientes afrontan su tratamiento y, a la espera de analizar los datos de este primer año de trabajo conjunto, estamos seguros de que el programa repercute muy positivamente en los pacientes y los profesionales implicados», concluye el Doctor Cornago.

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