Ahora, de acuerdo con las informaciones publicadas por ‘The Guardian’, los servicios de Inteligencia han podido determinar finalmente que el nombre real del nuevo jefe yihadista es Amir Mohamed Abdelrahman al Mawli al Salbi. Y no se trata de un desconocido: aunque con diferentes alias – Al Hajj Abdalá o Abdalá Qardash, entre otros – este veterano turcomano-iraquí ya figuraba en las listas de los más buscados por las fuerzas de seguridad de medio mundo.
El citado rotativo británico asegura, además, que Salbi fue proclamado líder de ISIS por el consejo de la Shura, el órgano del IS donde se dirimen los principales asuntos militares y religiosos, horas después del fallecimiento de Al Bagdadi en octubre del 2019 y está considerado uno de los ideólogos más influentes entre las filas ahora mermadas de la organización yihadista. Nacido en una familia turcomana en la ciudad iraquí de Tal Afar, es uno de los fundadores del grupo yihadista y un militar curtido en combate. Por otra parte, es uno de los pocos integrantes no árabes de la cúpula del autodenominado Estado Islámico. Su procedencia, sin embargo, no le impidió llegar muy alto en la jerarquía del grupo gracias a su educación como académico islámico: cuenta con un título en Sharia emitido por la Universidad de Mosul y fue el encargado de emitir las ‘fatuas’ que autorizaron el genocidio contra los yazidíes en Irak durante el verano de 2014, cuando miles de mujeres yazidíes fueron convertidas en esclavas sexuales mientras que los hombres eran asesinados a sangre fría y lanzados a fosas comunes.
Ex oficial del ejército de Sadam Husein, Salbi inició en 2003, tras la invasión estadounidense del país y el desmantelamiento de las fuerzas armadas iraquíes, su travesía hacia el radicalismo. Un año más tarde fue detenido por las fuerzas de Estados Unidos y encarcelado en la prisión de Camp Bucca, situada en el sur de Irak, donde conoció a Al Bagdadi y se impregnó de su ideario marcado por el odio y el ansia de destrucción. Tras la presunta eliminación del exlíder del ISIS, el Departamento de Estado de EEUU ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por la cabeza de Salbi ya que en los documentos internos del IS confiscados, se le identificaba como el número dos de Al Bagdadi y había sido señalado por uno de los dirigentes del IS arrestados como su más que probable sucesor.
Por el momento no hay informaciones que apunten al lugar en que podría esconderse, pero la búsqueda se ha extendido a Turquía, donde su hermano, Adel Salbi, es miembro del partido Frente Turcomano de Irak. La ciudad iraquí de Mosul figura como una de las opciones, ya que ha sido un refugio de algunos de los altos cargos que aún siguen fugados y que trabajan por volver a consolidar las filas yihadistas. Así, las autoridades iraquíes anunciaron la semana pasada la detención en la ciudad de Abú Abdul Bari, alias ‘Shifa al Nima’, un importante clérigo considerado mufti del grupo yihadista, responsable de las órdenes de ejecución de decenas de personas y la voladura de la mezquita construida sobre la tumba del profeta Yanus.
El Gobierno de Irak declaró el 9 de diciembre de 2017 el fin de la guerra contra Estado Islámico en el país, después de que los militares recuperaran los últimos bastiones que aún permanecían bajo control de la organización yihadista. Asimismo, las Fuerzas Democráticas Sirias tomaron en marzo de 2019 la ciudad siria de Baghuz, lo que supuso la caída del califato territorial de Estado Islámico, que perdió así todas las zonas que controlaba en Siria e Irak. Sin embargo, en los últimos meses la organización terrorista ha incrementado sus ataques en ambos países y está intentando volver a ganar fuerza para lanzar una ofensiva aprovechando algunos vacíos de seguridad y la nueva tensión surgida en la zona a raíz de la de la muerte del jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán Qasem Soleimani a manos del ejército de Estados Unidos.
