Los candidatos a la presidencia francesa que han pasado a la segunda ronda, Emmanuel Macron y Marine Le Pen, se lanzaron este martes a la caza de los siete millones de electores que votaron el domingo por el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, cuya movilización puede cambiar el resultado de la elección del 24 de abril.
Después de viajar ayer la cuenca minera del norte, principal bastión de Le Pen, y criticar el «separatismo islamista» haciendo mayor hincapié en el refuerzo de la seguridad, caladero de votos de la ultraderecha, Macron viajó este martes a Alsacia, donde Mélenchon quedó en cabeza en las grandes ciudades de Mulhouse y Estrasburgo.
«Que Macron venga a buscarnos», dicen los líderes de la Francia Insumisa
En un desplazamiento muy orientado a lo social, Macron reconoció en las últimas horas que está dispuesto a hacer concesiones en la reforma de las pensiones, el punto de su programa que con más firmeza ha defendido y por lo que más le conocen los electores. Criticado por su corta campaña y su tardío salto a la arena electoral, los ‘melenchonistas’ no piensan regalarle la elección a Macron y de momento han rechazado el llamado «frente republicano» contra el antiguo Frente Nacional: «Que Macron venga a buscarnos», dicen los líderes de la Francia Insumisa.
Tras quedar en tercera posición con un 22 % de los votos, Mélenchon llamó a no dar «ni un solo voto» a la candidata de la extrema derecha, sin pedir directamente el apoyo al presidente liberal. Pero en el campo de los macronistas saben que una abstención masiva entre los electores de Mélenchon podría traducirse en una poco probable pero no imposible derrota.
Bases electorales de Mélenchon y Le Pen
La intención no es tanto convencer a los decepcionados como anestesiar el sentimiento de rechazo hacia Macron entre las clases populares, donde están las bases electorales de Mélenchon y Le Pen, lo que deja un panorama aún más fragmentado. Un responsable de la campaña de Macron reconoce este martes en el diario izquierdista Libération la preocupación por que Le Pen recupere el voto del enfado y la cólera, tras un quinquenio plagado de movilización social contra las políticas liberales del Gobierno.
Esa es precisamente la baza que juega Le Pen, que confía a su vez en recuperar parte de los antisistemas que apoyaron a Mélenchon. «Estoy dudando poner en mis carteles: Nicolas Sarkozy y Luxemburgo llaman a votar contra Marine Le Pen. Podría darme votos», ironizó hoy la líder ultraderechista en una conferencia de prensa, a una pregunta sobre el llamamiento del expresidente Sarkozy a votar por Macron en la segunda vuelta.
Le Pen hará referendos para acabar con la «fractura democrática»
Le Pen criticó a Macron por su trato a los medios de comunicación, su «desinterés» en debatir con el resto de candidatos a esta elección, una «falta de incitación al voto» así como la sensación de «inutilidad electoral por la alternancia de los partidos de izquierda y derecha» en el gobierno durante las últimas décadas.
El programa de reforma de los procesos democráticos que Le Pen presentó este martes en Vernon se basa en la multiplicación de los referendos por iniciativa popular para acabar con la «fractura democrática».
Le Pen quiere introducir cambios constitucionales para introducir la proporcionalidad en las elecciones legislativas y otros escrutinios locales que hasta ahora se deciden por mayoría con dos vueltas, pero también cuestiones sobre la Unión Europea, donde Le Pen ha cambiado su postura desde 2017.
Ya no aboga por la salida del euro y asegura que no desea abandonar la Unión Europea, pero un referéndum de iniciativa popular podría permitir la consulta de un posible «frexit».