La Cumbre de Granada, que reúne a los líderes de la Unión Europea (UE) y varios países vecinos, amigos y ex socios, ha puesto en el centro de la atención internacional el controvertido tema de la ampliación de la UE. Lo que antes se consideraba un tabú en la política europea ahora se presenta como una certeza inevitable, con un enfoque en cuándo, cómo y para quiénes se llevará a cabo. Sin embargo, un debate crucial y delicado está ausente en la discusión pública: los costos, riesgos y consecuencias de una posible ampliación exprés.
La ampliación de la UE es un tema que involucra numerosos aspectos complejos y desafiantes. Expertos y líderes europeos coinciden en que antes de agregar nuevos miembros, la UE debe llevar a cabo reformas internas significativas, como la transformación del presupuesto y la eliminación de procesos de toma de decisiones por unanimidad que ya resultan inoperantes con 27 miembros, antes de enfrentar la complejidad de incorporar más países.
Además, existe una segunda dimensión que ha sido pasada por alto: el cambio en la percepción de la ampliación en países como Francia, Alemania y los Países Bajos, que antes eran reacios a aceptarla. Ahora, estas naciones creen que la ampliación no es un riesgo, sino que no hacerla pondría en peligro la estabilidad de la UE y podría llevar a que países vecinos caigan bajo la influencia de Moscú. La ampliación se considera la única opción viable, y algunos líderes incluso han establecido fechas de ingreso, como 2030.
Ampliación de la UE
Sin embargo, lo que no se está discutiendo adecuadamente son las consecuencias de esta ampliación, incluidos los costos económicos, políticos y sociales, y su impacto en los ciudadanos, los presupuestos nacionales, las prioridades de la UE y el equilibrio de poder. Además, se espera que algunos países receptores de fondos de cohesión pasen a ser contribuyentes netos, lo que generaría tensiones en la UE.
Un estudio de la secretaría general del Consejo de la UE ha revelado que la entrada de nueve países costaría más de un cuarto de billón de euros, y el aumento del presupuesto sería necesario. Esto podría resultar en recortes de las ayudas agrícolas y afectaría a países como España que actualmente son receptores de fondos de cohesión. Además, la entrada de nuevos miembros podría cambiar el equilibrio de poder en la UE y dejar a ciertos países en la periferia.
A pesar de la presión y el entusiasmo de algunos líderes, la cumbre en Granada exhibe lo crucial que resulta abordar estos desafíos y prepararse para el impacto de la ampliación de la UE en lugar de confiar en la providencia. Los ciudadanos y votantes merecen una discusión completa y transparente sobre los costos y riesgos involucrados en esta transformación de la UE.