Tormenta política en Israel. El Parlamento acaba de aprobar la controvertida ley Estado-Nación, que protege la identidad judía de Israel, al que denomina “hogar nacional” del pueblo judío. Asimismo, reserva el derecho a la autodeterminación a este colectivo y deja el hebreo como única lengua oficial. Una ley que según el primer ministro, Benjamín Netanyahu, supone “un momento decisivo en la historia del sionismo y del Estado de Israel”.
Después de un intenso debate y por 62 votos a favor y 55 en contra, la Knéset (la Cámara israelí) aprobó finalmente la iniciativa, en medio de una tremenda polémica ya que algunos sectores la califican de “discriminatoria” y “racista” y ante la ausencia de los diputados árabes israelíes.
Hasta ahora se había evitado esta mención a la identidad judía por la oposición de algunas corrientes judías y la existencia de minorías como la árabe, los palestinos que quedaron allí tras la creación del estado de Israel en 1948 y constituyen un 20% de su población.
El propósito es “asegurar el carácter de Israel como el estado nacional de los judíos con el fin de codificar en una ley básica los valores de Israel como un estado democrático judío en el espíritu de los principios de su Declaración de la Independencia”, expone la Knéset en su pagina web.
Esto incluye el himno Hatikva (adaptado de un poema judío, sobre el retorno del pueblo a Israel), la bandera blanca y azul con la estrella de David en el centro, una menorá (candelabro judío) de siete brazos con ramas de olivo en los extremos como símbolo del país y el hebreo como lengua oficial.
NETANYAHU: “ESTE ES NUESTRO ESTADO, EL ESTADO JUDÍO”
Horas después del voto en el Parlamento, Benjamin Netanyahu ha dado la bienvenida a la “histórica” ley. En un mensaje publicado en Facebook, el primer ministro defiende el hecho de “haber consagrado en ley el principio básico de nuestra existencia”.
“Israel es el Estado nación del pueblo judío, que respeta los derechos individuales de todos sus ciudadanos. Este es nuestro Estado, el Estado judío”, añade.
“Hoy lo hemos hecho ley: esta es nuestra nación, idioma y bandera” ha celebrado Netanyahu, apoyado también por el presidente del Parlamento, Yuli Edelstein.
LA MINORÍA ÁRABE: UNA LEY “SUPREMACISTA”
Por su parte, la minoría árabe de Israel considera la ley “supremacista” y “con elementos de apartheid” que convierte a los ciudadanos árabes y palestinos en ciudadanos de segunda clase”.
“Tendré que decirles a mis hijos y a los demás niños de los pueblos árabe palestinos del país que el Estadoha declarado que no nos quiere aquí”, ha señalado tras la votación el diputado de la Lista Unida Árabe, Ayman Odeh.
En la misma línea se ha expresado el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, que considera que la ley “niega a los ciudadanos árabes su derecho a la autodeterminación” y, en cambio, les obliga a estar “determinados por la población judía”.
Según la nueva legislación, “el árabe tendrá una categoría especial, todo judío tendrá el derecho de migrar a Israel y obtener la ciudadanía de acuerdo a las disposiciones de la ley, el Estado actuará para reunir a los judíos en el exilio y promoverá los asentamientos judíos en su territorio y asignará recursos con este propósito”.
La cláusula 7b, que amparaba “la creación de comunidades en el país compuestas por razón de fe o de origen” y fue criticada la semana pasada por el presidente, Reuvén Rivlin, por considerarla “discriminatoria”, ha sido revisada para la versión final. En ella, la ley establece que “el Estado ve el desarrollo de las comunidades judías como interés nacional y dará pasos para animar, avanzar e implementar este interés”.
Durante las alegaciones y ante una Cámara prácticamente vacía, el parlamentario palestino con nacionalidad israelí Ayman Odeh, de la Lista Unida, reclamaba la falta de carácter democrático de la iniciativa y ha izado una bandera negra para representar el “funeral de la democracia”.