El balón intragástrico clásico es una esfera de silicona flexible y blanda que introducimos en el estómago a través de la endoscopia, es decir, desde la boca. Este balón se deja flotando en el estómago, lo que provoca una sensación de plenitud que ayuda a no comer en exceso. El objetivo de colocarlo en el estómago es justamente ese: conseguir un estado de saciedad que permita reducir el peso de manera más fácil, ya que la parte más compleja de las dietas de adelgazamiento es resistir el deseo de comer en cantidades superiores a las que los nutricionistas recomiendan.
Balón elipse, sin endoscopia
“Aunque pueda parecer ciencia ficción, la tecnología nos permite dejar a un lado las molestias de la endoscopia, sin perder la efectividad del balón gástrico” asegura la Dra. Candy Hernández Toyos de la Unidad de Medicina Estética del Hospital El Pilar.
“Avalado por los resultados de los estudios clínicos en personas con un IMC entre 27 y 40, este revolucionario balón gástrico sin endoscopia asegura una pérdida de peso de entre 10 y 15 kilos. Un estudio publicado en 2017 en ‘Surgery for Obesity Related Disease’, constató que los pacientes que habían sido tratados con el balón elipse perdieron, en promedio, el 50% del exceso de peso que tenían. También se produjo una mejoría en los niveles de triglicéridos y hemoglobina HbA1c”.