Trapero acudía este lunes a la Audiencia Nacional para convencer al juez Llarena de que en ningún momento puso a los Mossos al servicio del independentismo. Así se lo ha dicho en los apenas cinco minutos que ha estado declarando.
El exjefe de los Mossos realizaba un escrito en el que se opone al auto de procesamiento por los delitos de sedición y organización criminal. Trapero ha asegurado que él y el resto de la cúpula de los Mossos estuvieron siempre en desacuerdo con el procés. Y es que así se lo trasladó a Puigdemont y al Departamento de Interior y de la Generalitat antes del 1-O.
En su escrito, Trapero expone que antes del referéndum ilegal mantuvo dos reuniones con Puigdemont. En ellas, le mostró su “preocupación” por la convocatoria del 1-O porque podía generar problemas de seguridad ciudadana.
Trapero también le aseguró que los Mossos no compartían el “proyecto independentista” y que la cúpula quería “respetar la legalidad vigente y cumplir con los mandatos judiciales”. Algo que se trasladaba en intentar impedir la votación ilegal. El exjefe de los Mossos mostró además su malestar por algunas manifestaciones públicas sobre el papel del cuerpo. Y aporta la declaración de Ferran López, actual jefe de los Mossos, que apuntala esa versión.
Organización criminal
Trapero está proceso por sedición pero también por organización criminal. La juez Lamela cree que formó parte de una “compleja y heterogénea organización unida por el propósito de lograr la secesión de Cataluña” y que puso a los Mossos “al servicio de los intereses secesionistas”.
La defensa de Trapero lo niega y rechaza el relato de hechos que recoge el auto de la Audiencia Nacional. Entre otras cosas, el escrito argumenta que “no se ha protegido policialmente a políticos o cargos investigados” por su participación en el referéndum.