Son varios fines de semana ya los que Brasil acoge manifestaciones de sus ciudadanos pidiendo más control en la entrada de venezolanos. Los más exaltados no dudan en mostrar su xenofobia y asegurar que son todos unos delincuentes.
Otros explican que las autoridades brasileñas se preocupan más de los migrantes de Venezuela que de sus propios ciudadanos. El clima de hartazgo en la frontera es más que evidente y provoca escenas de xenofobia nunca vistas hasta ahora. Entre ellas, por ejemplo, la de un líder neofascista marchando abrazado a los indígenas locales. Todos, unidos contra los migrantes venezolanos.
El momento álgido de las manifestaciones llegaba cuando se encontraban en la zona en la que suelen reunirse los venezolanos. Los ánimos estallaron. Mientras algunos migrantes se encaraban, algunos brasileños les aconsejaban volver a Venezuela y derrocar a Maduro.
Tras el incendio del campamento de refugiados, los venezolanos negocian con ACNUR el pago de un billete de autobús a otra parte de Brasil. El ejército brasileño, por su parte, estudia captar a los inmigrantes directamente en la frontera para distribuirlos en avión a otras ciudades. Y es que el problema reside en una frontera en la que se quedan los que menos recursos tienen.
Perú
Mientras tanto, un centenar de venezolanos emigrados a Perú volverán a Venezuela el próximo lunes en un avión fletado por una compañía venezolana.
Los pasajeros de este vuelo, al parecer, tomaron la decisión de regresar a su país. Los gastos correrán a cargo del Gobierno venezolano. Perú es el segundo país que alberga más inmigrantes venezolanos, unos 400.000. La mayoría, llegados en el último año.