La política migratoria de Trump es cada vez más restrictiva. No sólo con los inmigrantes ilegales sino también con los legales. Y es que el Gobierno americano está poniendo coto a los que llegan por cauces dentro de la ley.
Movidos por este temor, muchos de los inmigrantes legales que tienen visas están ya solicitando la famosa ‘greencard’. Una residencia permanente para EEUU. Nada fácil de conseguir, eso sí. También hay quien está solicitando la nacionalidad.
La preocupación va en aumento. Y no es para menos, en vista de cómo el Gobierno de Trump está limitando la inmigración legal. Especialmente entre los trabajadores cualificados, los refugiados y los solicitantes de asilo.
En agosto del año pasado, Trump dio su respaldo a una iniciativa para reducir a la mitad la migración legal en EEUU durante los próximos 10 años. El texto apuntaba a limitar la entrada de personas “poco cualificadas” al país, eliminar la lotería de visas y establecer un sistema migratorio basado en “méritos”. Sin embargo, la propuesta no llegó a prosperar en el Congreso.
Pese a ello, ya hay quien apunta que la Casa Blanca está teniendo más éxito en frenar la migración legal que en lograr financiar el muro de México.
Lentitud de los procesos
Básicamente, la Administración Trump está haciendo de la lentitud su mejor arma en los procesos de migración. Así, muchas de las vías legales están aumentando las barreras burocráticas. También el coste de las visas. Todo con el objetivo de dificultar el proceso.
Además, se ralentiza el permiso de trabajo para empleados cualificados y se ha limitado la reunificación familiar. Un método, sin embargo, que utilizaron los suegros del propio Trump para poder quedarse de manera permanente en EEUU.