Más de 12 millones de sirios e iraquíes, incluidos cientos de miles de desplazados, están sufriendo los efectos de la sequía y se enfrentan al colapso «inminente y total» de su acceso al agua y la producción de alimentos, alertaron este lunes varias organizaciones no gubernamentales.
«En la región, la altas temperaturas, los bajos niveles récord de precipitaciones y la sequía están privando a la gente de agua para beber y para la agricultura», indicaron 13 ONG en un comunicado.
La sequía, agregaron, está también afectando a la producción de electricidad por la falta de agua en las presas, «lo que a su vez impacta en infraestructuras esenciales, incluidas las instalaciones de salud». Según las firmantes del documento, entre las que se encuentran Acción Contra el Hambre, el Comité Noruego para los Refugiados y CARE Internacional, esta situación afecta a más de cinco millones de personas en Siria y a al menos siete en Irak.
En total, dijeron, «unos 400 kilómetros cuadrados de tierras agrícolas están en riesgo de padecer una sequía total».
Irak y Siria
En el norte de Siria, «dos presas, que proporcionan electricidad a tres millones de personas, se enfrentan al cierre total», mientras que varias comunidades en Alepo, Raqa y Deir al Zur, incluidos algunos campos de refugiados, ya han sufrido un aumento de brotes de enfermedades transmitidas por el agua.
Mientras, en Irak la escasez de agua ha afectado a tierras agrícolas, industrias pesqueras, la producción de electricidad y fuentes de agua para el consumo doméstico.
«La situación demanda que las autoridades de la región y los gobiernos donantes actúen rápidamente para salvar vidas en esta crisis, que se suma al conflicto, la covid-19 y el declive económico», conminó la directora regional de CARE, Nirvana Shawky.
Las ONG recordó que, según la ONU, Siria sufre la peor sequía en siete décadas e Irak afronta su segunda temporada más seca en 40 años debido a las bajas precipitaciones.