La crisis social se sigue cobrando víctimas en Nicaragua. Los muertos y desaparecidos siguen aumentando desde que estallara el conflicto en el mes de abril. Ahora, una ONG ha desvelado las cifras ocultas de la represión del Gobierno de Daniel Ortega.
Según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, en Nicaragua han muerto al menos 481 personas. A ellos hay que sumar los 3.962 heridos en un lapso de 137 días. Periodo que comprende entre el 18 de abril y el 2 de septiembre. De todos los heridos, 98 sufrieron lesiones graves permanentes. Y 1.338 personas fueron secuestrados. De éstas, se desconoce el paradero aún de 1.215 de ellas.
«Los incluidos en esta lista fallecieron en el contexto de las protestas cívicas«, ha señalado la ONG en su informe.
En las víctimas mortales están incluidas las 26 personas que fallecieron por «enfermedades o accidentes relacionados» con actos de violencia durante la crisis. Mientras que los otros sufrieron «asesinatos directos».
De esos 455 homicidios, 152 murieron en lo que han llamado «ejecuciones aleatorias». Otros 116 en «ejecuciones planificadas» y 86 en enfrentamientos «desproporcionados» entre fuerzas del régimen de Ortega y las fuerzas civiles.
Entre los asesinados por francotiradores, 57 fueron en ejecuciones selectivas, 36 «aparentan ser planificados y ejecutados por paramilitares encapuchados y armados», y 8 no fueron precisados, según la ONG.
La Asociación ha denunciado también que la policía actúa fuera de la ley. Asegura que se desarrollan «operaciones fuera del marco de la Ley de grupos armados paramilitares y de choques ejerciendo capturas, torturas, asesinatos atroces selectivos, allanamiento de moradas y daño a la propiedad privada y pública motivados por un fanatismo partidario».
Desmentido del Gobierno
Por su parte, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, ha negado que haya sofocado las protestas con represión. Asegura, además, que no se siente responsable de las muertes en las calles en los últimos meses. Y no duda en culpar a EEUU y al narcotráfico de financiar, apoyar y armar a grupos violentos civiles.
Según Ortega, las protestas forman parte de un plan para sacarle del Gobierno.