Todas las miradas están puestas en Castilla y León y en Andalucía. En este 2022 volverá a haber en España, como mínimo, dos elecciones autonómicas, si es que ningún otro presidente autonómico decide adelantar los comicios, como ya hicieran recientemente la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (PP), tras sendas disputas con Ciudadanos, sus antiguos socios en sus respectivos gobiernos.
El curso pasado, los procesos electorales se produjeron en Cataluña y en la Comunidad de Madrid. Este año serán Castilla y León y Andalucía las autonomías que convoquen a sus ciudadanos para decidir el devenir político de unos territorios en los que el Partido Popular parte como principal favorito.
Estos comicios serán la antesala de un año 2023 marcado, a priori, por un sinfín de votaciones de todo tipo: locales, autonómicas y generales. Los electores todavía tienen un año para asimilar que el próximo será un curso repleto de campañas electorales y de varias jornadas en las que se celebrará la tradicionalmente conocida «fiesta de la democracia».
El PP favorito para ganar en Castilla y León, pero no alcanzaría la mayoría absoluta
Las primeras elecciones de 2022 tendrán lugar el domingo 13 de febrero en Castilla y León. Después de que Mañueco expulsase a los consejeros de Ciudadanos de su gabinete por una presunta negociación encubierta -siempre negada vehementemente por los naranjas– que estaba manteniendo el grupo parlamentario «liberal» con los socialistas para orquestar una moción de censura contra el PP, el presidente de la Junta adelantó unos sufragios que, en condiciones normales, se iban a celebrar en primavera de 2023, al igual que en la mayoría de las comunidades autónomas.
Todo apunta a que el PP vencerá, pero según las encuestas necesitará apoyos externos para alcanzar los 41 diputados que certifiquen la mayoría absoluta. Si se produce el más que probable batacazo de Ciudadanos, bajo el liderazgo del ex vicepresidente de la Junta, Francisco Igea (Cs); Vox se postula como la única opción del PP para lograr la mayoría que necesita para dirigir la Comunidad.
Unidas Podemos tiene opciones de desaparecer del arco parlamentario castellano-leonés, mientras que el PSOE, ganador de las últimas elecciones en esta autonomía, se quedaría como segunda fuerza, lejos de la victoria. La candidatura de la España Vaciada, por su parte, tiene opciones de entrar en el parlamento y de restarle votos y escaños al bipartidismo.
¿4 años más de la derecha gobernando en el principal baluarte del PSOE?
La segunda y última convocatoria electoral -aunque en la política española no se puede descartar nunca nada- no tiene todavía fecha fijada. Solo sabemos que tendrá lugar este año, puesto que las anteriores elecciones a la Junta de Andalucía se produjeron en diciembre de 2018.
El presidente, Juanma Moreno, no ha adelantado por el momento las elecciones porque, aparentemente, está más cómodo gobernando con Juan Marín (Ciudadanos) que con Vox. Las encuestas confirman la tendencia catastrófica de Ciudadanos y destacan a Vox como una necesidad para el PP si quiere gobernar -aunque, al igual que en Castilla y León, se prevé que los populares intenten gobernar en solitario con el apoyo tácito de otras formaciones-. Una hipotética coalición conservadora que se antoja explosiva puesto que la denominada «ultraderecha» ya ha impedido la aprobación de los Presupuestos en la región en 2021.
La expresidenta de la Junta de Andalucía y ganadora de los últimos comicios en Andalucía, Susana Díaz, no será esta vez la cabeza de lista del PSOE. Será Juan Espadas, el exalcalde de Sevilla, la baza de los socialistas para recuperar este bastión tras 4 años de Gobierno de coalición del PP y de Ciudadanos. El hispalense podría mantener los 33 escaños de 2018, pero la representación de Unidas Podemos y de Adelante Andalucía no le sería suficiente para alcanzar los 55 diputados necesarios para ser investido presidente, según los sondeos.
Estas son las conclusiones que se extraen de las encuestas. Está por ver qué ocurre finalmente en unas elecciones que servirán de termómetro para medir las fuerzas de las diferentes fuerzas políticas para la batalla final de 2023. Las espadas dialécticas siguen en todo lo alto, si es que alguna vez no lo han estado.
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