Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso han trabajado juntos, comparten generación y planteamientos ideológicos, pero ninguno de estos ingredientes ha evitado que el líder del PP y la presidenta de la Comunidad de Madrid choquen por el control del partido en Madrid.
Era principios 2019 cuando el entonces nuevo líder del PP apostó por Díaz Ayuso como candidata a la presidencia autonómica y desde aquel movimiento, que sorprendió porque suponía lanzar a una desconocida a una plaza clave en un momento bajo para el PP, han pasado casi tres años, más de mil días en los que el entendimiento ha dado paso al desencuentro.
El objeto de discordia es el liderazgo del PP de Madrid. Ayuso quiere presidirlo y no se plantea otro escenario, pero Génova no la respalda ante el peligro de que la formación regional, ahora en sus manos, quede bajo la batuta de quien ha marcado perfil propio y rechazado todo tipo de tutelas.
Esta lucha interna no parece estar afectando en exceso al partido conservador en las encuestas. Según el último sondeo publicado por NC Report, el PP sería la lista más votada en las próximas elecciones generales con el 29,3% del voto (entre 125 y 127 escaños).
Tras haber contextualizado la situación de los populares, la pregunta es la siguiente: ¿en qué momento y por qué se empezaron a distanciar Ayuso y Casado? Varios son los capítulos que forman una historia aún pendiente de desenlace.
Septiembre de 2021. Una declaración de intenciones que levantó ampollas
Tras la tensión que sobrevolaba a los populares tras la contundente victoria electoral de Ayuso en la Comunidad de Madrid -lo que podía alzarla a medio plazo a liderar el PP nacional-; todo se desmoronó al confirmar Ayuso en septiembre de este año su intención de presentar su candidatura al congreso del PP de Madrid. En Génova, donde calentaban los motores de la convención nacional del partido, este anuncio sentó mal.
En público, resonó la falta de respaldo del secretario general del partido popular, Teodoro García Egea. Además, Casado colocó en la pugna al alcalde de Madrid y portavoz nacional del partido, José Luis Martínez-Almeida, quien no descartó su candidatura.
Pero, lejos de dar marcha atrás, Ayuso se reafirmó en su intención de presidir el PP, como hacen los presidentes de Galicia o Andalucía en sus respectivos partidos. Además, reclamó el adelanto del congreso, fijado en el primer semestre de 2022.
2 de octubre. Presunto armisticio
Con todos los focos apuntándola, Ayuso ondeó la bandera blanca en la clausura de la convención del Partido Popular en Valencia cuando dijo a Casado: “Tengo meridianamente claro dónde está mi sitio y sé que mi sitio es Madrid y que daré lo mejor para Madrid porque Madrid es España y porque necesitamos que tú llegues a ser el presidente del Gobierno”.
Pese a la foto de unidad, que cerró semanas de especulaciones, el paso de Ayuso levantó suspicacias entre algunos barones, acostumbrados a que vaya por libre, y molestó además el protagonismo que asumió en la cita.
28 de octubre. Fin de la tregua y batalla en la trastienda
Acertaban quienes pensaban que la tregua era temporal. No duro ni un mes. Días antes de la Junta Directiva del PP madrileño empezaron a multiplicarse las filtraciones. Como la de el bloqueo en WhatsApp de Ayuso a García Egea y la amenaza de una demanda contra la dirección madrileña para forzar el adelanto del congreso.
En este contexto, Díaz Ayuso anunció su candidatura en la reunión del PP madrileño, a pesar de que un día antes, como se ha sabido después, Martínez-Almeida le había dicho en una comida que él apuesta por una tercera vía, donde ninguno de los dos, si no un tercero, lidere la formación.
Al encuentro del PP madrileño siguieron versiones contradictorias sobre si una mayoría de la Junta o únicamente la mitad se habían alineado con la petición de adelantar el congreso.
Noviembre 2021. Desenlace incierto
En la dirección del PP de Madrid ven los puentes rotos y en la Puerta del Sol nadie se plantea pasos atrás. La lucha es abierta y lleva ya a especular con las primarias, donde sólo Martínez-Almeida tiene posibilidades para competir. Se habla incluso del sistema de votación. Los afines a Ayuso abogan por la fórmula de un militante, un voto.
La batalla, que día tras día irrumpe en la labor de oposición de Casado y en la gestión de Ayuso, no tiene por el momento desenlace, pero, aunque las posturas no se acercan, todos los actores son conscientes del riesgo de abrir en canal al partido en su feudo más importante.
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