La inmigración es actualmente uno de los principales problemas de la UE y, sobre todo, el que más divide a los países miembros. Y Emmanuel Macron no ha dudado en asumir con gusto el reto de liderar a los que creen firmemente en la acogida y las ayudas. En contraposición con Salvini y Orbán, ministro de Interior italiano y primer ministro húngaro respectivamente. Ellos mismos le pusieron en alza y Macron ha recogido el guante.
Este pasado miércoles, Macron se reivindicaba como “principal oponente” al eje xenófobo que promulgan Salvini y Orbán. Durante la reunión entre ambos, no dudaron encargar contra Macron y sus políticas de inmigración.
Tras verse salpicado, Macron asumía el reto de liderar el eje contrario. De hecho, ha iniciado esta semana una gira para buscar aliados. Y parece encantado de ser el principal opositor contra el auge del populismo en Europa.
“No cederé nada a los nacionalistas y a los que promueven estos discursos de odio. Encontrarán en mí a su principal oponente, tienen razón”, decía desde Dinamarca el presidente francés.
Macron consideraba también un “desafío” poder asumir los flujos migratorios sin renunciar a los principios fundadores de la UE. Y recordó además que “la condena moral” para aquellos que rechazan inmigrantes “no es suficiente”.
Dos bandos
El auge de las políticas de Salvini y Orbán están llevando a la UE a mostrarse en dos bandos. Italia y Hungría piden ya un cambio en materia de seguridad y fronteras. Así como también lo ha hecho la ultraderecha alemana.
En Francia, es la Reagrupación Nacional, partido de Marine Le Pen, la que enarbola a ese bando antiinmigración.
Por su parte, Macron está dispuesto a liderar a la otra parte, junto con una Merkel que ha rechazado las protestas en Chemnitz.