Todo está ensayado y medido en la Fórmula 1: con bastantes imprevistos tienen que lidiar en los capítulos de la mecánica, las paradas en boxes o los inevitables accidentes, entre otros, como para arriesgarse a tener que improvisar remedios en la organización.
Sin embargo, anoche, cuando Vettel estaba a solo una vuelta de ganar el Gran Premio de Canadá devolviendo a Ferrari a lo más alto del cajón en perjuicio de Mercedes, se vio ondear desde lo alto del muro la característica bandera a cuadros que anunciaba el final de la carrera. Lo vio él, y todos los demás pilotos, amén de espectadores, miembros de los equipos y, por supuesto, los que retransmitían la carrera para sus medios. En televisión, un primer plano de la modelo canadiense de 23 años – su imagen es, además, una llamada de atención contra el rechazo injusto que provoca en algunos el vitíligo que ella no esconde –, Winnie Harlow, dejaba a los espectadores desconcertados. ¿Dónde estaba el cartelito de Last Lap? ¿Qué nos habíamos perdido? En realidad, tampoco mucho. En todo caso, el cartelito, no.

La modelo Winnie Harlow en el Gran Premio de Canadá
El banderazo de Harlow se había producido en la vuelta 69, las malas lenguas dicen que, “previsiblemente aburrida por la carrera”, la modelo estaba tan ansiosa de que aquello terminara que se adelantó al final, pero – seamos serios – es difícil que quienes tenían en sus manos la organización del momento final no sean realmente los responsables. “No fue mi culpa. Sólo seguí las instrucciones”, se apresuró a aclarar la modelo en su cuenta de Twitter aunque ya imaginan que el “momentazo” de Harlow – invitada de honor de Charlie Whiting – agitando feliz la pesada banderola cuando a aquello le faltaba una vuelta.
Sin embargo, el error no solo fue una anécdota de la que reírse en las redes sociales. La bandera una vuelta antes de lo esperado provocó, en primer lugar, una terrible confusión entre los pilotos. Sebastian Vettel, que llevaba liderando la carrera desde su cómoda posición de pole al inicio de la cerrar, se vio obligado a mantener el ritmo durante un minuto más sin saber muy bien qué estaba pasando. No obstante, pasado el susto, el piloto alemán aseguraba en la posterior rueda de prensa: “Afortunadamente tenemos la radio, el contador del coche y la pizarra en el muro”, aunque también quiso dejar claro su preocupación por lo sucedido. “Sólo temí que saltara gente al asfalto con sus banderas, porque aún íbamos a tope”, añadió el nuevo líder del Mundial, consciente como la mayoría de que el incidente podría haber provocado una tragedia.
Por su parte, el octavo clasificado, Carlos Sainz, aseguró que tuvo que frenar porque el finlandés Kimi Raikkonen ralentizó el ritmo por la bandera temprana. “Perdí cuatro o cinco segundos porque Kimi lo vio y estaba frenando delante de mí. Luego se dio cuenta y retomó el ritmo”, dijo el piloto madrileño.

La modelo Winnie Harlow
No habría cambiado la posición en la que llegaron los pilotos, pero el error sí perjudicó al resultado de Daniel Ricciardo en Canadá. Porque, como consecuencia de la bandera, los cuatro comisarios (Gerd Ennser, José Abed, Emanuele Pirro y Paul Cooke) aplicaron el artículo 43.2 del reglamento: “Si por alguna razón la señal de final de carrera se da antes de que el líder complete el número estipulado de vueltas, o el tiempo prescrito, la carrera se considerará terminada cuando el líder haya cruzado la línea antes de que se diese la citada señal”. Y el afectado por esta medida fue el piloto australiano, que perdió la vuelta rápida. Había marcado el mejor registro en la 70, finalmente anulada, así que debió renunciar a este honor en favor de Max Verstappen, su compañero en Red Bull, que firmó un 1:13.864 en el giro 65.
Lo ocurrido ayer no es en todo caso la primera vez que lo vemos. Este episodio recordó al vivido en el Gran Premio de China de 2014, cuando un comisario mostró la bandera a Lewis Hamilton en la vuelta 55, una antes de lo programado. De igual manera, la clasificación final de aquella carrera se estableció en la vuelta 54. Igual que sucedió en el Gran Premio de Brasil de 2002, cuando otro famoso, el astro local Pelé, protagonizó un desliz idéntico en la meta.