La Sala del Tribunal Supremo que revisa las decisiones del juez Llarena sobre el 1-O ha dictado un auto en el que ratifica la existencia de indicios de delito de rebelión. Los magistrados españoles han criticado la “falta de rigor” del tribunal alemán encargado de la euroorden de Puigdemont. Los jueces consideran que sus homólogos alemanes no han actuado de forma “razonable”.
Entre otras cosas, no ven creíble su afirmación de que en Alemania los hechos se habrían saldado con “una condena meramente simbólica”.
Dos críticas básicas son las que ha lanzado el Supremo contra la justicia alemana. Primero, por los ejemplos empleados por los jueces alemanes para llegar a sus conclusiones. Por el otro , por afirmar que el 1-O no hubo violencia suficiente para sostener el delito de rebelión.
El Supremo ha criticado la comparación del proceso secesionista con unas revueltas por la ampliación del aeropuerto de Fráncfort. Un ejemplo que ha indignado a los magistrados españoles.
“En nuestro caso no se trataba de ampliar o no una de las pistas del aeropuerto de El Prat de Llobregat, y que ello generara la protesta de miles de manifestantes para impedirlo. Lo que aquí realmente sucedía era que después de más de dos años dedicados a laminar el ordenamiento jurídico estatal y autonómico, y de oponerse frontalmente al cumplimiento de sentencias básicas del Tribunal Constitucional, se culminaba el proceso secesionista dentro de un país de la Unión Europea, con una democracia asentada, poniendo las masas en la calle para que votaran en un referéndum inconstitucional oponiéndose a la fuerza legítima del Estado que protegía unos supuestos colegios electorales”, han dicho los tres jueces.
Sobre todo, aseguran, cuando en su auto comienzan comparando Cataluña con la situación que podría darse en Alemania si un presidente de un Land actúa como Puigdemont. Un ejemplo que los jueces alemanes abandonan rápido pese al gran paralelismo existente.
En el caso del argumento alemán de que no hubo violencia, el Supremo explica que pese a todas las advertencias judiciales, “los protagonistas del procés” insistieron. “Prosiguieron con su hoja de ruta e indujeron a unos dos millones de personas a que salieran a la calle para votar ilegalmente”, argumentan. El resultado fue que, como era “totalmente previsible e inevitable”, hubo violencia y más de cien enfrentamientos físicos entre personas que fueron a votar y la Policía.
Sedición
En cualquier caso, la Sala del Supremo ha recordado que las querellas de Fiscalía dejan abierta la posibilidad de imputar a Puigdemont por sedición. Un delito que, sin violencia como la rebelión, acarrea penas de hasta 15 años de cárcel.
Aún así, los magistrados españoles avalan la decisión de Llarena y ven rebelión en el delito de Puigdemont. Y que es éste supuesto el que protege los ataques contra el sistema constitucional.