¿Dónde está Wali?, ¿dónde está Rubén Gisbert? Son algunas de las preguntas que muchos usuarios se han hecho en Internet estos días. Wali es el apodo que recibe un misterioso exsoldado canadiense de 40 años -cuyo nombre no ha sido revelado- que se ha desplazado hasta la guerra de Ucrania a través de la brigada ‘Norman Brigade’ como supuesto voluntario y que cada día tiene más likes en Facebook. Su supuesta fama de ser un francotirador letal le ha servido para ocupar la primera plana de medios de comunicación internacionales. Rubén Gisbert, por su parte, es un influencer español que se ha desplazado en Ucrania para vivir el conflicto bélico en primera mano y cuenta con 538 mil seguidores contabilizados en sus redes sociales. Los dos tienen algo en común, usan una guerra que ha atravesado las pantallas y les está ayudando a tener cada vez más adeptos.
El escaparate de influencers no es un capricho de redacción periodística. Tanto Wali, como Rubén Gisbert son algunos de los rostros conocidos que sobre todo como Twitter y Facebook se han encargado de viralizar. Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania y antes actor cómico de la televisión abrió el paso de la comunicación política en tiempos de crisis. Una estrategia que le ha funcionado para proyectar su imagen internacional y recibir mayor apoyo geopolítico. Ahora funciona como un ejemplo de influencer en un escaparate de emociones y referentes en tiempos de guerra.
La comunidad del supuesto francotirador en Facebook cuenta con más de 53 mil seguidores contabilizados
Cuando Zelenski pidió apoyo internacional militar tras la invasión rusa, Wali no desaprovechó la oportunidad. A partir del 4 de marzo, fecha en la que llega a Ucrania según medios canadienses, está utilizando un conflicto bélico a gran escala mientras 4,5 millones de ucranianos han huido del país, también ha sido víctima guerra de la desinformación. Programas como ‘Horizonte‘ de Iker Jiménez se han encargado de darle visibilidad en la televisión española.
Durante días circuló un bulo sobre el fallecimiento del apodado como «el francotirador más letal del mundo» cuyo origen tiene al parecer en redes sociales rusas según CBC News. El exsoldado de la fuerzas canadienses desmintió esta información en un post. “Esta guerra es una guerra de información… La paz es posible en parte porque la información se intercambia entre los pueblos” expresó en la publicación, ante la comunidad bautizada como ‘La Antorcha y la Espada’ que cuenta con más de 53 mil seguidores contabilizados en Facebook.
La comunidad que él ostenta está sirviendo a sus seguidores para obtener información de primera mano sobre el terreno de combate. De hecho, tras desmentir el bulo de su fallecimiento, ahora tiene que lidiar con una alta exposición a la que él mismo se ha sometido y que podría suponerle un peligro si fuera colocado en el punto de mira de los servicios de inteligencia rusos. Consecuencias de utilizar el ego para obtener más likes.
Al grito de ‘Libertad política colectiva y democracia’, muchos seguidores engrosan los números de Rubén Gisbert, que además es el presidente de una asociación que aglutina al movimiento abstencionista, cuyo origen tiene en el pensamiento del reconocido abogado y jurista Antonio García-Trevijano. El también abogado y jurista Gisbert se ha acercado hasta Ucrania tras una travesía a través de Finlandia y Rusia, como ha publicado en sus redes sociales. Se ha desplazado hasta uno de los puntos calientes del conflicto, Donetsk, perteneciente a la disputada zona del Donbás como, según dice, observador del conflicto.
El caso del youtuber español es un ejemplo claro de cómo una guerra puede ayudar a ganar muchos seguidores
Además, según según explica en sus redes sociales, pide ante sus más de 500 mil seguidores contabilizados que se realice una misión de observación en la ONU para comprobar que el uso de las armas que se están repartiendo entre tropas ucranianas no están siendo utilizadas para «cometer crímenes de lesa humanidad». El caso del youtuber español es uno de los ejemplos más claros de cómo una guerra puede ayudar a ganar muchos seguidores.
Aunque obtener tanto seguimiento tiene una parte negativa, como ha revelado en el programa de televisión ‘Horizonte‘, algunos perfiles ucranianos le han puesto en el punto de mira. Como le ha ocurrido a otros analistas, le han tachado de prorruso por querer ofrecer una visión ponderada del conflicto. De nuevo, consecuencias de la exposición mediática y que podrían ser fatales. «Ten mucho cuidado, Rubén», le espetó Iker Jiménez al finalizar su intervención en ‘Horizonte’.
Desde el inicio del conflicto el pasado 24 de febrero, el ‘influencer de la democracia’ ha publicado contenido sobre la guerra de Ucrania en sus plataformas. Acompañado de una alta actividad en redes como Facebook, Instagram y Twitter sus seguidores no han hecho más que subir. Según la plataforma de análisis de redes sociales Social Blade, la estimación es que sus ingresos en YouTube podrían llegar hasta los 6.000 euros al mes.
Las guerras son el caldo de cultivo perfecto para los seguidores que buscan posicionarse en una tragedia bélica. Los perfiles de Gisbert y Wali cuentan con visualizaciones, interacciones y reacciones que se han convertido en las armas de nuevos campos de batalla, los de la información y la egolatría.
Mientras que Wali y Gisbert usan la guerra de Ucrania como escaparate para sus perfiles en redes sociales, al menos 4,5 millones de ucranianos ya han abandonado el país huyendo de la auténtica tragedia que significa la destrucción que Vladimir Putin ha desencadenado en el país.