El pasado 22 de enero, Pedro Sánchez anunciaba que “el mantenimiento del empleo en la planta de Nissan en Barcelona está garantizado”. Sin embargo, ahora, la compañía comunica oficialmente a Industria que cierra su fábrica en la Ciudad Condal, donde trabajan cerca de 3.000 personas.
Todos ellos serán despedidos mientras que otros 20.000 empleos indirectos se verán afectados por la decisión de Nissan. Tras confirmar el cierre a Industria, la compañía hará lo mismo con los sindicatos y el Gobierno catalán. Ha sido el consejero delegado de la empresa japonesa, Makoto Uchida, el que ha comunicado la decisión a la ministra Reyes Maroto.
Nada más conocer la decisión, Industria expresaba su oposición a la medida. “Se ha propuesto a la presidencia de la compañía japonesa la creación de un grupo de trabajo para estudiar escenarios alternativos que garanticen la continuidad de la actividad industrial”, han dicho. “También considera que la continuidad de la planta de Barcelona es posible mediante el plan de viabilidad presentado hace unos meses a la presidencia de Nissan Motor y elaborado de manera conjunta por el Ministerio de Industria y la Generalitat de Cataluña, con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y el Consorcio de la Zona Franca”, destacan en el comunicado del Ministerio.
Para Industria, la planta de Nissan tiene sentido económico, al ser más rentable invertir que asumir el coste del cierre. También recuerdan a la empresa que esta planta “tiene carácter estratégico, ya que abandonar Barcelona y España es abandonar la Unión Europea”. Lo que conlleva, avisan, de un “coste reputacional en un mercado de más de 500 millones de habitantes”.
Tras confirmarse el cierre, se abre ahora un periodo de negociaciones en el que se establecerán plazos y condiciones. El Gobierno de Sánchez convocará a la Generalitat, al Ayuntamiento y al Consorcio, así como a las centrales sindicales. Todos analizarán la situación y estudiarán escenarios para el futuro.
Bajo mínimos
La fábrica de Barcelona es la más importante que Nissan tiene en España. Sin embargo, ha ido perdiendo carga de trabajo durante el último año. Algo que llevó a la compañía a plantear un ERE con 600 prejubilados a finales de 2019.
La planta trabajaba entonces por debajo del 30% de su capacidad. Desde la pandemia, además, se encuentra completamente paralizada.
Nissan ha enmarcado su decisión en un plan estratégico a tres años, después de haber entrado en pérdidas por primera vez en más de una década.
Con el cierre en Barcelona, la compañía termina una presencia de 40 años en la ciudad catalana. Fue la primera empresa automovilística japonesa con planta en Europa. Lo hizo tras comprar Motor Ibérica y su objetivo era tomar posiciones ante el ingreso por aquel entonces de España en la UE. Evitaría así los aranceles y cuotas de importación vigentes.
Su andadura comenzó con la fabricación del todoterreno Patrol y con la Nissan Vanette. La planta de Barcelona nunca llegó a producir un turismo, lo que habría asegurado gran volumen de fabricación.
No es la primera vez que amenazaban con el cierre. Ya en 2008, la plantilla se redujo en 1.600 personas. Ahora, bajo mínimos, anuncia el adiós definitivo, lo que hará perder el empleo a 3.000 personas.