Tras el resonar cada vez más fuerte las campanas de repetición electoral, con el 26 de mayo como plazo límite que establece la ley para una investidura, los partidos independentistas se han puesto de acuerdo para ir coalición los próximos cuatro años en Cataluña. Atrás queda el acercamiento con los ‘comunes’ y el ofrecimiento de Salvador Illa para conformar un gobierno de izquierdas.
El vicepresidente del Govern y candidato de ERC a la presidencia, Pere Aragonès, firmó el acuerdo alcanzado entre ERC y JxCat. Afirmó que se basa «en la lealtad mutua» para afrontar la crisis de la covid-19 y avanzar hacia la independencia mediante la formación de un Govern fuerte.
En la rueda de prensa conjunta con el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, en los jardines del Palau Robert de Barcelona, Aragonès ha afirmado que ambos partidos han alcanzado un acuerdo que permitirá «poner en marcha la nueva Generalitat republicana».
El candidato republicano ha pedido disculpas a la ciudadanía porque el acuerdo ha requerido «probablemente demasiado tiempo», algo que ha atribuido a que «tenemos un país un país plural y diverso» y «no era fácil» superar las discrepancias.
Horizonte independentista como prioridad
El candidato de ERC ha expresado también el compromiso de «hacer compatible» la gobernabilidad con «los objetivos de amnistía y autodeterminación», y ha explicado que a partir del acuerdo previo entre ERC y la CUP, se ha conseguido «poner las bases del consenso estratégico del independentismo para hacer avanzar el país hacia la república».
El acuerdo, ha concretado, incluye «órganos de decisión colegiada y estratégica en los que todos nos podamos sentirnos cómodos» desde «la lealtad» entre las diversas formaciones independentistas.
Aragonès ha dicho querer presidir un Govern que impulse «una nueva etapa radicalmente inconformista y transformadora desde el minuto cero de la legislatura» con objetivos sociales, feministas, de procurar una revolución verde y también para garantizar los derechos democráticos.