Sin sorpresas, los miembros del Partido Popular Europeo (PPE) eligieron este jueves al eurodiputado alemán Manfred Weber (CSU) como candidato para sustituir a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea.
Weber, que tenía el beneplácito de todas las grandes delegaciones, incluidas las alemanas (CDU), la francesa (Republicans), la italiana (Forza Italia), la española (PP) o la húngara (Fidesz), se ha impuesto al otro aspirante, el exprimer ministro finlandés Alexander Stubb. Weber ha conseguido el 80% de los votos, frente a un 20% de Stubb, según informa EFE.
«Hoy empiezo mi campaña, nuestra campaña (del PPE). Creemos una Unión Europea estable. Tendamos puentes entre los ciudadanos y la UE. Luchemos por una Europa ambiciosa y democrática», dijo Weber tras su proclamación, rodeado de todos los jefes de Gobierno del PPE, incluida la canciller Angela Merkel.
También el presidente del PP español Pablo Casado ha sido uno de los primeros en felicitar a Weber a través de las redes sociales primero y en persona, con un abrazo sobre el escenario del Congreso, después.
Estoy muy contento por la elección de mi amigo @ManfredWeber como candidato a presidir la Comisión Europea. El @PPopular fue el primer gran partido del EPP en avalar formalmente su candidatura y en hacer público su apoyo en la interparlamentaria de Sevilla. ¡Un éxito para todos! pic.twitter.com/5HvhQts16g
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) November 8, 2018
Tradicional, católico y prudente
Weber, eurodiputado desde 2004 y jefe de filas del mayor grupo parlamentario en la Eurocámara, el PPE, es un hombre tradicional, de fuerte convicción católica, y un político prudente, que se ha forjado una fama en torno a su capacidad para gestar consensos.
El elegido como candidato del Partido Popular Europeo (PPE) para sustituir a Jean-Claude Juncker en la presidencia de la Comisión Europea (CE), si los populares repiten victoria en mayo de 2019, apeló en su discurso final a la importancia de conservar y ensalzar la herencia democristiana unida.
En tal sentido, dijo sentirse orgulloso de que vaya donde vaya «en Europa siempre en el centro de todos los pueblos encuentras una iglesia cristiana». En ese sentido, fue claro: «Turquía no puede ser miembro de la Unión Europea».
El grueso de su experiencia está en la Eurocámara, como político acostumbrado a «articular mayorías parlamentarias» y a gestionar un heterogéneo grupo parlamentario que incluye a eurodiputados del Fidesz de Viktor Orban, así como los de Forza Italia, los alemanes de la CSU y la CDU, y el PP español, entre otros.
Weber, destacan en su gabinete, supo gestionar tanto la gran coalición en el Parlamento Europeo con los socialdemócratas a principios de legislatura, como el llamado «grupo de los 6», un frente común de todas las fuerzas políticas del hemiciclo a favor de la Unión para dejar fuera de juego a los euroescépticos en las votaciones más importantes.
Un perfil muy distinto al de Juncker
Diversas fuentes cercanas destacan que es un hombre tradicional, de iniciales bordadas en sus camisas, que disfruta de la vida rural bávara y tan amante de las reglas como todo buen alemán.
Un hombre que disfruta volviendo a su pueblo, Wildenberg (Baviera), los fines de semana, donde vive con su esposa, con la que no tiene hijos, y poco amante de las salidas nocturnas y de las reuniones informales en bares. Un perfil, en definitiva, muy distinto del que pudiera acabar siendo su predecesor, Jean-Claude Juncker.