Este martes, Portugal ha inaugurado una nueva etapa política con la toma de posesión de Luís Montenegro como primer ministro y su equipo de gobierno, marcando el retorno del centroderecha al poder, perdido en 2015. Montenegro, al frente del Partido Social Demócrata (PSD) y liderando la coalición Alianza Democrática, ha superado por escaso margen al Partido Socialista en las elecciones del pasado 10 de marzo, situándose en una posición delicada que requiere del apoyo de la oposición para avanzar en cualquier medida significativa. Este escenario político se complica aún más con el auge del partido de ultraderecha Chega, que ha logrado una representación considerable en el Parlamento.
Montenegro ha exigido al Partido Socialista decidir entre actuar como una «oposición democrática» o un «bloqueo democrático», apelando a la necesidad de diálogo y colaboración para afrontar los retos que enfrenta el país, particularmente en áreas críticas como la salud, la educación y la vivienda.
Medidas propuestas
El gobierno se propone implementar una serie de medidas que incluyen reducciones de impuestos, un plan de emergencia para la sanidad pública que integre al sector privado, y mejoras salariales para profesores y policías, manteniendo al mismo tiempo un estricto control presupuestario.
La resistencia del PSD a incluir a Chega en el gobierno ha generado tensiones, mientras que la disposición a negociar con el Partido Socialista abre una vía para posibles acuerdos que permitan la gobernabilidad. Sin embargo, el desafío más inmediato para el nuevo gobierno será la aprobación de los Presupuestos Generales de 2025, con los socialistas ya anunciando su intención de no apoyarlos.
El gobierno de Luís Montenegro, conformado por figuras destacadas del PSD, enfrentará una legislatura compleja, en la que la habilidad para negociar y encontrar consensos será crucial para su supervivencia y la implementación de su agenda política en Portugal. La abstención del Partido Socialista sería suficiente para permitir que el gobierno lleve adelante su programa, en un contexto marcado por la fragmentación parlamentaria y la polarización política.