La semana pasada entraba en vigor en Dinamarca la ley que prohíbe el uso de burka y niqab. Las autoridades del país podrán imponer multas a todas las personas que los lleven puesto. La mayoría, como es lógico, mujeres. Por eso, el empresario millonario y activista Rachid Nekkaz se ha ofrecido para pagar esas sanciones económicas.
El empresario argelino ha anunciado que estará en Copenhague el próximo 11 de septiembre para pagar todas esas multas. “Y luego lo haré cada mes”, ha asegurado. Y es que, aunque se muestra “en contra de esas prendas”, dice que “siempre defenderé el derecho a la libertad en todo el mundo, a llevar un niqab y a no llevar hiyab”.
Nacido en Francia en 1972, Rachid Nekkaz es un empresario argelino y activista destacado. Licenciado en Historia de la Filosofía y Letras por la Universidad de París , fundó años después una startup en Internet.
Su rostro y nombre comenzaron a ser conocidos cuando se presentó como candidato a las elecciones presidenciales francesas de 2007. Aunque su carrera política fue un fracaso, fundó su propio partido y se mantuvo sin éxito en las elecciones municipales de 2008.
En 2010, Nekkaz fundó la organización ‘Touche pas à ma constitution’ (‘No toques mi constitución’). Con ella, ya prometió pagar la multa de cualquier mujer condenada por usar burka en público. Comprometió para ello hasta 2 millones de euros.
De hecho, en 2011 viajó a Bruselas para abonar la sanción de dos de esas mujeres multadas.
En octubre de 2013, y pese a haber nacido en Francia, Rachid Nekkaz renunciaba a su ciudadanía francesa para presentarse a las elecciones argelinas de 2014. Aunque por nacimiento tenía ambas nacionalidades, Argelia exige que el presidente sólo tenga la argelina.
Controversia en Dinamarca
La ley que prohíbe el burka y el niqab en público en Dinamarca ha creado mucha controversia en el país. La normativa establece multas de 1.000 coronas danesas (unos 134 euros). A partir de la cuarta infracción, la cifra se elevaría a 10.000 coronas danesas (unos 1.343 euros). La primera sanción se producía la semana pasada en la ciudad de Hørsholm, al noroeste del país.
El Gobierno y otras formaciones políticas argumentan que el uso del niqab y el burka atenta contra los valores de la sociedad danesa. Sus detractores, por el contrario, hablan de un ataque a la libertad, además de considerarlo un gesto simbólico en una país donde se estima que menos dos centenares de mujeres usan el velo integral.